| 1 | ¡Cuán bueno, Señor, es darte gracias y entonar, oh *Altísimo, salmos a tu *nombre; | |
| 2 | proclamar tu gran amor por la mañana, y tu fidelidad por la noche, | |
| 3 | al son del decacordio y de la lira; al son del arpa y del salterio! | |
| 4 | Tú, Señor, me llenas de alegría con tus maravillas; por eso alabaré jubiloso las obras de tus manos. | |
| 5 | Oh Señor, ¡cuán imponentes son tus obras, y cuán profundos tus pensamientos! | |
| 6 | Los insensatos no lo saben, los *necios no lo entienden: | |
| 7 | aunque broten como hierba los impíos, y florezcan todos los malhechores, para siempre serán destruidos. | |
| 8 | Sólo tú, Señor, serás exaltado para siempre. | |
| 9 | Ciertamente tus enemigos, Señor, ciertamente tus enemigos perecerán; ¡dispersados por todas partes serán todos los malhechores! | |
| 10 | Me has dado las fuerzas de un toro; me has ungido con el mejor perfume. | |
| 11 | Me has hecho ver la caída de mis adversarios y oír la derrota de mis malvados enemigos. | |
| 12 | Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen. | |
| 13 | Plantados en la casa del Señor, florecen en los atrios de nuestro Dios. | |
| 14 | Aun en su vejez, darán fruto; siempre estarán vigorosos y lozanos, | |
| 15 | para proclamar: «El Señor es justo; él es mi *Roca, y en él no hay injusticia.» | |