| 1 | ¿Por qué, oh Dios, nos has rechazado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu ira contra las ovejas de tu prado? | |
| 2 | Acuérdate del pueblo que adquiriste desde tiempos antiguos, de la tribu que redimiste para que fuera tu posesión. Acuérdate de este monte *Sión, que es donde tú habitas. | |
| 3 | Dirige tus pasos hacia estas ruinas eternas; ¡todo en el santuario lo ha destruido el enemigo! | |
| 4 | Tus adversarios rugen en el lugar de tus asambleas y plantan sus banderas en señal de victoria. | |
| 5 | Parecen leñadores en el bosque, talando árboles con sus hachas. | |
| 6 | Con sus hachas y martillos destrozaron todos los adornos de madera. | |
| 7 | Prendieron fuego a tu santuario; profanaron el lugar donde habitas. | |
| 8 | En su corazón dijeron: «¡Los haremos polvo!», y quemaron en el país todos tus santuarios. | |
| 9 | Ya no vemos ondear nuestras banderas; ya no hay ningún profeta, y ni siquiera sabemos hasta cuándo durará todo esto. | |
| 10 | ¿Hasta cuándo, oh Dios, se burlará el adversario? ¿Por siempre insultará tu nombre el enemigo? | |
| 11 | ¿Por qué retraes tu mano, tu mano derecha? ¿Por qué te quedas cruzado de brazos? | |
| 12 | Tú, oh Dios, eres mi rey desde tiempos antiguos; tú traes *salvación sobre la tierra. | |
| 13 | Tú dividiste el mar con tu poder; les rompiste la cabeza a los monstruos marinos. | |
| 14 | Tú aplastaste las cabezas de *Leviatán y lo diste por comida a las jaurías del desierto. | |
| 15 | Tú hiciste que brotaran fuentes y arroyos; secaste ríos de inagotables corrientes. | |
| 16 | Tuyo es el día, tuya también la noche; tú estableciste la luna y el sol; | |
| 17 | trazaste los límites de la tierra, y creaste el verano y el invierno. | |
| 18 | Recuerda, Señor, que tu enemigo se burla, y que un pueblo insensato ofende tu nombre. | |
| 19 | No entregues a las fieras la vida de tu tórtola; no te olvides, ni ahora ni nunca, de la vida de tus pobres. | |
| 20 | Toma en cuenta tu *pacto, pues en todos los rincones del país abunda la violencia. | |
| 21 | Que no vuelva humillado el oprimido; que alaben tu nombre el pobre y el necesitado. | |
| 22 | Levántate, oh Dios, y defiende tu causa; recuerda que a todas horas te ofenden los *necios. | |
| 23 | No pases por alto el griterío de tus adversarios, el creciente tumulto de tus enemigos. | |