| 1 | Me dije a mí mismo: «Mientras esté ante gente malvada vigilaré mi conducta, me abstendré de pecar con la lengua, me pondré una mordaza en la boca.» | |
| 2 | Así que guardé silencio, me mantuve callado. ¡Ni aun lo bueno salía de mi boca! Pero mi angustia iba en aumento; | |
| 3 | ¡el corazón me ardía en el pecho! Al meditar en esto, el fuego se inflamó y tuve que decir: | |
| 4 | «Hazme saber, Señor, el límite de mis días, y el tiempo que me queda por vivir; hazme saber lo efímero que soy. | |
| 5 | Muy breve es la vida que me has dado; ante ti, mis años no son nada. Un soplo nada más es el *mortal, *Selah | |
| 6 | un suspiro que se pierde entre las sombras. Ilusorias son las riquezas que amontona, pues no sabe quién se quedará con ellas. | |
| 7 | »Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? ¡Mi esperanza he puesto en ti! | |
| 8 | Líbrame de todas mis transgresiones. Que los *necios no se burlen de mí. | |
| 9 | »He guardado silencio; no he abierto la boca, pues tú eres quien actúa. | |
| 10 | Ya no me castigues, que los golpes de tu mano me aniquilan. | |
| 11 | Tú reprendes a los mortales, los castigas por su iniquidad; como polilla, acabas con sus placeres. ¡Un soplo nada más es el mortal! (Selah) | |
| 12 | »Señor, escucha mi oración, atiende a mi clamor; no cierres tus oídos a mi llanto. Ante ti soy un extraño, un peregrino, como todos mis antepasados. | |
| 13 | No me mires con enojo, y volveré a alegrarme antes que me muera y deje de existir.» | |