| 1 | A ti clamo, Señor; ven pronto a mí. ¡Atiende a mi voz cuando a ti clamo! | |
| 2 | Que suba a tu presencia mi plegaria como una ofrenda de incienso; que hacia ti se eleven mis manos como un sacrificio vespertino. | |
| 3 | Señor, ponme en la boca un centinela; un guardia a la puerta de mis labios. | |
| 4 | No permitas que mi corazón se incline a la maldad, ni que sea yo cómplice de iniquidades; no me dejes participar de banquetes en compañía de malhechores. | |
| 5 | Que la justicia me golpee, que el amor me reprenda; pero que el ungüento de los malvados no perfume mi cabeza, pues mi oración está siempre en contra de sus malas obras. | |
| 6 | Cuando sus gobernantes sean lanzados desde los despeñaderos, sabrán que mis palabras eran bien intencionadas. | |
| 7 | Y dirán: «Así como se dispersa la tierra cuando en ella se abren surcos con el arado, así se han dispersado nuestros huesos a la orilla del *sepulcro.» | |
| 8 | En ti, Señor Soberano, tengo puestos los ojos; en ti busco refugio; no dejes que me maten. | |
| 9 | Protégeme de las trampas que me tienden, de las trampas que me tienden los malhechores. | |
| 10 | Que caigan los impíos en sus propias redes, mientras yo salgo bien librado. | |